Nulla
En los recreos me gustaba mucho jugar a la comba. (Rítmico, cantando) y dar vueltas por el patio hablando con mis amigas. En casa me juntaba siempre con mi vecina y jugábamos a juegos de mesa y escuchábamos música.
Y me encantaba ir a montar en bici con mi padre.
¡También me gustaban mucho los trabalenguas!
Mi preferido era este:
En aquel cerrillo hay un nido de Zarracataplas
Con cinco zarracataplillos
Y cuando la Zarracatapla, tapla,
Zarracataplean los cinco zarracataplillos.
Me imaginaba a los zarracataplillos zarracatapleando y me hacía mucha gracia… 😉
No tenía un sueño muy claro sobre qué ser de mayor, pero me parecía fascinante la vida de l@s misioner@s. Ayudando a las personas más desfavorecidas en los lugares más recónditos del mundo. Las injusticias siempre me incomodaron mucho…
Y aquí estoy ahora. No me hice misionera (estoy bastante lejos de serlo) pero conseguí el privilegio de tener una profesión que se centra en la ayuda a las personas.
Me apasiona la psicología y mientras estudiaba la carrera, exploré diferentes ámbitos como los centros de discapacidad, las prisiones, altas capacidades…
Ya en el mundo laboral he tenido una trayectoria que ha ido alternando en dos áreas: Las adicciones y la violencia de género.
Siempre en ONGs, en centros residenciales y de forma ambulatoria, he acompañado a muchas mujeres y hombres en su proceso de cambio, de liberación de esas grandes dependencias. Tanto físicas como emocionales.
Es una experiencia magnífica el ver la evolución de las personas y sentirse partícipe de ese cambio.
En la actualidad tengo una consulta privada desde donde sigo acompañando a las personas en la búsqueda de esa paz interior que a veces nos cuesta tanto encontrar.